lunes, 21 de marzo de 2016

LOS SANTOS ÓLEOS Y LA MISA CRISMAL

Todos hemos asistido en alguna ocasión a un bautizo, y hemos visto como, además del agua, al bebé se le signa con aceite en el pecho, y también en la cabeza. Nos habremos dado cuenta de que el sacerdote toma el aceite de frascos distintos, porque también estos aceites (óleos) son distintos. El primero, que se le pone en el pecho, es el óleo de los catecúmenos (los que se van a bautizar), es un simbolismo de la protección, una coraza que les defenderá del maligno. El segundo es el crisma, con él somos ungidos como sacerdotes, profetas y reyes, lo mismo que si fuéramos Cristo (nombre que significa "el ungido del Señor"). La palabra crisma proviene de latín chrisma, que significa unción. El crisma se hace con aceite de oliva y aromas o materia olorosa "Pues nosotros somos para Dios el buen olor de Cristo…" (2 Cor. 2,15). El crisma además es la materia esencial en el sacramento de la Confirmación, y en la ordenación de los sacerdotes y obispos. También se usa en la dedicación y consagración de una iglesia y de un altar. En la liturgia también se utiliza otro aceite, el óleo de los enfermos, que se administra en el sacramento de la Unción de Enfermos. El óleo de los enfermos, cuyo uso atestigua el apóstol Santiago, remedia las dolencias de alma y cuerpo de los enfermos, para que puedan soportar y vencer con fortaleza el mal y conseguir el perdón de los pecados.
Estos aceites, y para toda la diócesis, son bendecidos o consagrados en la Misa Crismal, que presidida por el Obispo, se suele celebrar el Jueves Santo por la mañana. El Crisma es consagrado y los otros Óleos son bendecidos. En algunas diócesis se ha cambiado al Martes Santo puesto que el jueves es un día más complicado por motivo de las procesiones de Semana Santa, que obliga a los sacerdotes a acompañar a sus Hermandades. Esta misa crismal, es presidida por el Obispo y concelebrada con los presbíteros de la diócesis, que durante esta Eucaristía renuevan las promesas sacerdotales que hicieron el día de su ordenación.
Esta celebración se viene haciendo desde el s II, en estos primeros tiempos de la Iglesia los catecúmenos se preparaban y recibían los sacramentos de iniciación cristiana, bautismo, confirmación y eucaristía, en el mismo día, durante la Vigilia Pascual, en la noche del Sábado Santo. Los óleos utilizados para estos sacramentos se bendecían el Jueves Santo anterior.
En nuestra comunidad cristiana esta Misa es uno de los momentos más importantes, puesto que en ella el Espíritu Santo se hace presente en esta materia (aceite y perfume) que es el Santo Crisma. Así pues el Santo Crisma, es decir, el óleo perfumado que representa al mismo Espíritu Santo, le es dado junto con sus carismas el día del bautizo y de la confirmación a catecúmenos y confirmandos. De ahí la solemnidad e importancia de esta Misa Crismal.
Como se ha dicho, otro tema importante de la misa crismal es el sacerdocio. Al entregar el misterio de la eucaristía a la Iglesia, Cristo instituyó también el sacerdocio. La consagración del crisma y la bendición de los otros dos aceites ha de ser considerada como una de las principales manifestaciones de la plenitud sacerdotal del obispo. Los textos de la misa presentan un conjunto catequético no solamente acerca del sacerdocio ministerial, sino también relativo al sacerdocio general de los fieles: en la antífona de entrada, la asamblea aclama: "Jesucristo nos ha convertido en un reino, y hecho sacerdotes de Dios, su Padre". Por ello, nosotros, como Pueblo de Dios tenemos derecho y obligación de conocer y participar vivamente de este don del sacerdocio común que se nos ha entregado.

                                  
                                                                    Marisa Trócoli Verdejo (Estudiante de Liturgia)

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